La sociedad es tan diversa que, recurrentemente la comprendemos y entendemos encasillándola. Pero ¿qué sucede cuando una persona no encaja dentro de ese rígido molde? Por lo general, se le relega al margen, arrebatándole la oportunidad de desarrollarse, trabajar, estudiar y soñar. Las personas autistas son un ejemplo de este grupo, que se ha visto estigmatizado por un diagnóstico. El espectro es amplio, pero dentro del mismo tenemos increíbles posibilidades.
En el autismo, la comunicación y la interacción social se han considerado grandes limitantes debido a que la comunicación verbal puede ser un desafío para algunas personas, sin embargo, esto no significa que no puedan comunicarse, sino que sus métodos de expresión pueden ser diferentes. Un ejemplo es el arte, que es un fiel aliado que abre puertas a la comunicación para la comunidad, permitiendo que sus voces interiores encuentren formas de ser escuchadas y comprendidas y con ello romper el estigma de “la condición les limita”.
El arte es una forma creativa de autoexpresión, por lo que es imprescindible reconocer que la comunicación es diversa, no limitante. No existe un solo tipo de comunicación y en el contexto actual nos permite conectarnos los unos con los otros sin importar nuestra diversidad.
El arte ha permitido a las personas autistas comunicar pensamientos, necesidades, sentimientos y emociones de manera visual y tangible, lo que puede ser difícil o imposible de manera verbal. Esto se puede ver plasmado en una pintura, una escultura, un dibujo, una fotografía, es decir, el arte se vuelve su voz. Ejemplos de ello son los paisajes urbanos que realiza Stephen Wilshire, las coloridas obras de Jessica Park o las esculturas de Judith Scott, todos estos artistas nos demuestran que el autismo no es un muro, sino un sendero único hacia infinitas posibilidades
A su vez, el arte permite reconocer a la sociedad que no hay barreras insuperables donde el talento existe y merece ser observado. Es un recordatorio que debemos adaptar el mundo para que sea accesible para todos y todas, y que con ello todas las personas tengamos la posibilidad de descubrir nuestros talentos y alcanzar nuestros más audaces sueños. El arte debe ser el puente que hemos buscado para conectarnos social y humanamente.
Abramos espacios para todas las personas autistas artistas, exploremos las posibilidades, las mentalidades y los corazones; quitemos las viejas telarañas llamadas estereotipos y prejuicios, para conocer el potencial; y sobre todo, recordemos la importancia de reconocer la belleza existente en la diversidad humana.
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