Según la Organización de las Naciones Unidas, el reconocimiento de la diversidad por motivos de identidad de género y orientación sexual es un derecho humano; desafortunadamente, hoy en día sigue siendo un tema tabú en muchas culturas y familias.No hablarlo puede ser aún más crítico para las personas autistas, quienes pueden enfrentar retos en cuanto al reconocimiento de sus emociones y el autoconocimiento. Para poder hablar del tema y abordarlo en familia, es importante informarse, esperamos que este artículo sea de gran utilidad. 

¿Qué es la orientación sexual e identidad de género?

Según The Trevor Project, organización sin fines de lucro que apoya a la comunidad LGBTTTIQ+, la orientación sexual se refiere a la atracción emocional, romántica y/o sexual que una persona siente hacia otras personas. Las principales orientaciones sexuales son:

  • Heterosexualidad: Atracción hacia personas del sexo opuesto.
  • Homosexualidad: Atracción hacia personas del mismo sexo.
  • Bisexualidad: Atracción hacia personas de más de un sexo.
  • Pansexualidad: Atracción hacia personas independientemente de su sexo o género.
  • Asexualidad: Ausencia de atracción sexual hacia cualquier persona.

Es importante mencionar que la orientación sexual no está necesariamente relacionada con la identidad o expresión de género. 

Por otro lado, el género se refiere a las características, roles, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad asigna a determinado sexo (hombre o mujer). Este no se limita a la anatomía física o biológica de una persona (como el sexo), sino que incluye las normas, expectativas y roles que una sociedad asigna a las personas en función de su sexo percibido. 

Algunos puntos clave sobre el género incluyen:

  • Identidad de Género: Es el sentido interno y personal de ser hombre, mujer, ambos, ninguno o algún otro género. La identidad de género puede o no coincidir con el sexo asignado al nacer.
  • Expresión de Género: Se refiere a cómo una persona comunica su identidad de género a través de su apariencia, comportamiento, vestimenta y otros aspectos sociales.

Los géneros comunes, menciona The Trevor Project son:

  • Cisgénero: persona cuya identidad de género está alineada con el sexo que le fue asignado al nacer.
  • Transgénero: personas cuya identidad de género es diferente al sexo que le fue asignado al nacer.
  • No binaria: las personas que experimentan su identidad de género o expresión de género como algo ajeno al binarismo de género hombre/mujer.

En la actualidad, hay poca investigación específica sobre cómo las personas con autismo experimentan y comprenden su identidad de género, así como la diversidad en la orientación sexual. Este tema no ha recibido mucha atención hasta ahora y, por lo tanto, hay limitaciones significativas en los estudios disponibles. Lo que no podemos negar es que las personas LGBTTTIQ+ existen y es importante ser visibilizadas. 

Además, las personas con autismo sufren en mayor grado exclusión social y discriminación cuando, además de estar dentro del espectro, se une con diversidades en identidad de género o una orientación sexual diferente a la heterosexual. 

Es durante la adolescencia cuando comenzamos a cuestionarnos sobre nuestra identidad y preferencias, pero según Rafael de Tilio en Trastornos del espectro autista y sexualidad: Reporte de un caso desde la perspectiva del cuidador es importante abordar estos temas incluso antes de que estos comiencen para que puedan lograr anticiparse y reconozcan cómo actuar o reaccionar frente a ellos. Algunas personas con autismo presentan retos en su comunicación, por ello es todavía más importante hacerlo. 

La doctora Jane Smith, en su estudio Promoting Sexual Health in Children: The Role of Parental Communication (Promoción de la Salud Sexual en los Niños: El Papel de la Comunicación Parental), enfatiza que hablar sobre la sexualidad de manera abierta y respetuosa ayuda a reducir el estigma y fomenta una actitud positiva hacia la diversidad sexual y de género.

El primer paso es dejar de pensar que la sexualidad es tema tabú y el segundo es hablarlo. Al hacerlo, no solo se promueve un desarrollo saludable y una autoaceptación positiva, sino que también se crea un entorno más inclusivo y respetuoso para todas las personas. 

Fuentes: