Todos los regresos a clases son siempre sinónimos de sentimientos encontrados con emociones buenas, estrés y/o nervio, sentimientos muy mezclados. ¿Estarán mis amigos en el salón? ¿Me tocarán buenos/as maestros/as? ¿Cómo me irá este año? Etc. Estos sentimientos “normales” para todos los estudiantes se vuelven exponenciales para nuestros hijos con TEA. Noches sin dormir, aleteos o gesticulación acentuada, ansiedad, caminar por toda la casa, hablar solos, son algunas de las facetas de las que vivimos la o las noches anteriores todos los padres y madres de familia con nuestros hijos.
Obviamente, además de escucharlos, ser empáticos en esta situación que vivimos todos los inicios de clases, he aquí algunos consejos que me han funcionado muy bien en estos últimos años.
-Trabajo anterior con la escuela:
Antes del día 1, en lo personal he logrado conocer y sobre todo presentarme con la institución, conociendo rápidamente a la/el maestro de mi hijo y presentándole (estando o no) a mi hijo con sus habilidades particulares, sus obsesiones, sus dificultades en áreas específicas a cada materia. Juntos establecemos un proyecto escolar especializado para el buen desarrollo del nuevo ciclo escolar. No debemos temer al maestro, al contrario, tiene que ser un aliado durante todo el año. Si no logro presentarme con él/los maestros, ya tengo preparado mi mail explicando qué es el TEA, las habilidades o dificultades de mi hijo en cada materia, obviamente sin asustarlo(s) y me pongo a su entera disposición para una junta más detallada. Tengo que admitir que siempre me han contestado y podemos así entablar una muy buena relación para cada ciclo escolar.
Según los años también acordamos una mini lista de “ángeles”, como les llamo yo, que pueden estar con él en su salón. Estos ángeles, son sus aliados, amigos que lo conocen y entienden, que saben de su diferencia y se vuelven su base o ancla durante ese año escolar.
-Trabajo anterior en casa:
¿Qué mejor sentimiento que reconfortarles organizando sus mochilas con ellos?
Cada materia tiene un color con su cuaderno ad-hoc, por ejemplo: naranja para historia, verde para ciencias, azul para inglés, rojo para español, etcétera. Busco, adapto o invento útiles apropiados a sus necesidades. Mi hijo tiene problemas de motricidad fina y las clases de geometría se vuelven muy intensas. Por ende, buscamos reglas, compás, escuadras no de plástico, sino de metal y lo más pesados posible, lo que facilita que no se muevan al momento de trazar sobre la hoja.
También le compramos plumas de gel, lo que le permite se deslice más rápidamente sobre las hojas al momento de escribir. Sus crayones para dibujar son de forma triangular porque le ayuda mucho más para detenerlos en la mano y evita que se canse menos al momento de colorear. Lleva consigo, acordado previamente con la escuela, una mini pelota antiestrés, que puede usar en ciertos momentos en el salón. Recuerda que estos materiales ayudan y son específicos a las necesidades que cada niño/a.
Una manera de bajar también los nervios de regreso a clases es ir preparando con él/ella lo que implica un primer día. Nosotros hacemos un juego de situación (rol-playing en inglés). Me vuelvo unos instantes la maestra, el amigo, el nuevo y vamos trabajando los distintos panoramas a los que se puede enfrentar.
¿Cómo saludo, cómo me presento, cómo genero empatía con los compañeros, qué les cuento de mí, de mis vacaciones? Todo esto les ayuda a bajar su nivel de ansiedad y preparar este día 1, por lo menos a mí me funciona cada año.
Por último, recuerden hay que respirar profundo. Nuestros hijos huelen y sienten nuestros temores, tienen algo mágico que saben reconocer nuestros miedos y aprehensiones. Así que, con calma, todos tenemos que emprender el regreso a clases y demostrarles nuestro orgullo y su gran capacidad a sobrepasar esta etapa.