A partir de la publicación del DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) han circulado una serie de documentos de profesionales que expresan su rechazo y su no estar de acuerdo con el hecho de que el Síndrome de Asperger, deje de ser una categoría diagnóstica y pase a ser parte del Trastorno del Espectro del Autismo, ya que dicho cambio, mencionan, confunde a los padres. Hasta ahora, no he escuchado ni leído la opinión de padres de familia que se encuentren confundidos y en desacuerdo con tal cambio, por lo que como profesional me siento en la obligación de externar mi opinión de manera respetuosa y responsable en relación a dichas publicaciones.
Tengo ya varios años de trabajar con niños y adolescentes con Autismo y Asperger y si he de reportar como terapeuta mis observaciones y mi experiencia de sensaciones en la relación y trabajo con ellos, es que no encuentro diferencia substancial alguna en ambos, son precisamente ellos quienes me han enseñado que no siempre lo que dicen los libros o las teorías, se apega a lo que realmente viven dentro de su condición. Si bien Leo Kanner y H. Asperger en litorales del mundo diferentes, observaron a un grupo de niños con características específicas, ambos hablaron de Autismo y no de la diferencia en sus observaciones, de hecho, ni siquiera fue Asperger quien denominó con este nombre al grupo de sus observaciones, todos lo que conocemos la historia del Autismo a lo largo del tiempo, sabemos que fue Lorna Wing quien rescató los trabajo de Asperger. Al leer los primeros documentos de ambos, encuentro en ellos diversos aspectos que sirven más para complementarse que para diferenciarse.
Considero que en la atención responsable y dentro de las buenas prácticas a las personas con Autismo o con Asperger, lo más importante es la atención a las necesidades de la PERSONA y no a un nombre que se le pone al diagnóstico, aunque el diagnóstico nos indica el camino a seguir, el nombre es lo de menos, lo importante es identificar con claridad las potencialidades y vulnerabilidades que la persona sea niño, adolescente o adulto presentan para que los profesionales que nos dedicamos a esto ofrezcamos una intervención que aborde los aspectos centrales que caracterizan dicho diagnóstico.
Los que conocen el DSM-5, en ninguna de sus líneas menciona que las personas con diagnóstico de Síndrome de Asperger pierden el diagnóstico, más bien; es una propuesta de concepción diferente a través de considerar que tanto el Autismo como el Síndrome de Asperger comparten características que les hace ser parte de una misma entidad y es aquí en donde cobra sentido el concepto de Espectro y puede abonar a que las dificultades de las personas que eran diagnosticadas con Asperger, no pasen desapercibidas o se subestimen y sean atendidas en su justa medida.
“Intento seguir lo que se indica correcto de incluir el autismo, Trastorno de Asperger y los trastornos generalizados del desarrollo bajo la etiqueta única de Trastorno del Espectro Autista. Las investigaciones han concluido que hay poca o ninguna razón para continuar haciendo estas distinciones diagnósticas y estos grupos típicamente son colocados juntos en los estudios modernos de dicha condición” Steven E. Gutstein.
Sin ser tendenciosa hacia considerar que el DSM-5 es la única referencia que nos apoya en el diagnóstico, considero que esta nueva versión aporta mayor claridad en los aspectos centrales para el diagnóstico, así como para la atención, aunque desde mi opinión existen algunos aspectos pendientes que pueden ser ambiguos: Como el no explicar con claridad a qué se refiere con los niveles de apoyo que menciona, por ejemplo a qué se refiere cuando se dice: “esta persona necesita de apoyo muy substancial”, sin embargo, esta nueva propuesta nos invita a considerar ampliar y actualizar nuestra propia concepción, situación que representa un reto a nuestros propios esquemas y visiones profesionales que muchas veces se tornan rígidas y apegadas.
Ojalá en Latinoamérica o en México tuviéramos una propuesta que se apegara a nuestras condiciones sociales, políticas, económicas, de investigación, etcétera, más que para el diagnóstico para la atención, pero no es así, por lo que tenemos que recurrir a trabajos de otros países e intentar adecuarlo a lo propio, justifica el tomarles como referencia porque finalmente los aspectos centrales de autismo son universales, no varían de un lugar a otro, solo es diferente de una persona a otra.
Mtra. Rosa Virginia Martínez Conde.
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